un río que es más que río

Paula Alonso

Entre la locura de los cierres de tareas y los encuentros de fin de año, me hice una pausa y me fui para el río. Quería hacer otra cosa: no tanta compu ni ipas con papas fritas… quería verde, descansar bajo un árbol, sentir los pies en el agua. Así que con unas amigas nos fuimos para Los Talas en Berisso. Allí se llevó a cabo un festival súper piola y enorme… Encontré bocha de gente comprometida con la protección del ambiente, los territorios costeros y los humedales: ¡Que sea ley! También me crucé con Paula, que andaba en una movida similar a la mía y me contó algunas de las maravillas que conoció en este evento sobre el Río de La Plata.

La primera vez que me encontré con el Río de La Plata recién llegaba a estudiar y andaba preguntándome dónde estaban los paisajes abiertos de esta ciudad; no entendí por qué a ese mar anaranjado que yo estaba viendo le llamaban río. Para mí, un río debía tener una corriente impetuosa y dejarte ver no solo los pies, sino, sobre todo, la otra orilla. Durante varios años anduve con esa sensación de extrañamiento, como una especie de incredulidad: el de La Plata, ¿es un río? ¿O es otra cosa?

Hace algunas semanas se realizó el Festival Biocultural del Gran La Plata en la Quinta Verón, ubicada en Los Talas -Berisso-, entre el monte y aquellas aguas ribereñas. Fueron dos días en los que caminamos por plantaciones de mimbre, uva y ciruelos, en medio de arroyos y puentes, víboras y sarandíes. Convocado por Casa Río, el festival nos sumergió entre sus propuestas con una gran diversidad natural y cultural y pudimos tener una mirada de los corredores bioculturales que rodean, envuelven o se abren alrededor del cuadrado de La Plata.

En alguna de esas idas y venidas de la quinta al río supe que ese brazo ancho, marrón, con forma de embudo que desemboca en el mar, tiene un nombre propio y se llama estuario. Así lo explicó Marcelo Miranda, técnico del INTA que guió la caminata de reconocimiento de flora nativa. Ahí estaba el punto, este río no es tan río. ¿Y qué es? ¿Será un mar? Tampoco. En una de esas, algo entre medio…

Llegar al encuentro fue algo así: acceder por la avenida Montevideo, doblar por un camino de tierra en dirección a la costa, pasar una tranquera y leer una serie de afiches de impresión tipográfica: LEY DE HUMEDALES YA, ¿Quién DISEÑA EL TERRITORIO? ¿PARA QUIÉN? Y adentro, en un galpón antes usado para acopiar mimbre, una mesa-anillo alrededor de la cual se debatían otras maneras posibles de organizar los territorios que trasciendan las vías hegemónicas. Desde la participación y la ronda se pensaban las bases para imaginar formas más saludables, efectivas y creativas para diseñarlo. HACER VISIBLE LO INVISIBLE, decía otra de las gráficas, para revalorizar y para proteger estos ecosistemas, pensándolos junto a una serie de valores y saberes socioculturales y productivos, y con las comunidades que los habitan.

Por eso, las propuestas presentes en el festival crecieron a partir de la investigación en el territorio e invitaban a explorarlo desde dentro. Tal es el caso del Taller de Fotografía Estenopeica y Solarigrafía coordinado por Daniel De Bona, espacio desde el cual sumar otras miradas de ese paisaje, alterando el foco y los encuadres tradicionales e imprimiendo otras temporalidades del río sobre el papel. O el caso de UNDA.

El domingo, cuando ya había pasado el calor fuerte y también la lluvia hicimos la última caminata del festival para encontrarnos con UNDA. En ese recorrido, Toto de la Sota y Alicia Vandamme nos contaron cómo fue el proceso de realización e investigación de la cápsula biomórfica que levantaron con estacas de sauce y ramas de mimbre, tomando las maneras en que Verón y su familia vienen sosteniendo las parras. En sus palabras, no se trataba de construir un objeto sino una experiencia presente. A mí se me iba el pensamiento al futuro, no solo porque las cápsulas siempre me hacen pensar en ciencia ficción sino porque imaginaba esa bioforma en unos años, totalmente injertada al suelo, agarrada a la tierra y viva. ¿Tendrán las raíces, a modo de espejo, la misma forma que la cápsula?

Archivo rio fue otra de las propuestas del festival. Se trata de un archivo fotográfico, que en esta oportunidad se presentó en formato abierto y desplegó su almacenamiento para que el público navegara dentro. Este proyecto colaborativo, que nace por iniciativa de Poni -Daniela Samponi-, invita a una reunión con las representaciones visuales que la comunidad tiene y tuvo sobre el territorio de la costa de Berisso, Ensenada y La Plata, pero también a realizar algún aporte con el propio archivo familiar. Me acordé de algunas escenas, mis abuelxs entre juncos, sauces o algún ceibo en flor, y decidí llevar material para escanear. La invitación al festival también era a pasar dos tardes por esos paisajes, a recuperar esas escenas, a recrearlas reunidxs entre amiguis y familia, debajo de un ciruelo, compartiendo un vino de la costa, con la lona y la canasta de mimbre al lado.

Sobre este río-no-tan-río sabemos que su aspecto de mar anaranjado es porque carga sedimentos que están en remoción por el agite de la marea. Entre esos sedimentos que se van depositando en la costa hay arenas, limos y también una arcilla de un gris muy oscuro. Ese lodo resbaloso es el que se recolectó durante el taller de cerámica originaria a cargo de Carlos Moreira. Con esa arcilla, y de manera colectiva, se construyó una olla de gran tamaño, que luego de ser llevada al horno a leña quemaría naranja, como el color del río. Y, sin embargo, esa tarde, el agua se había puesto verde por las cianobacterias. Se me vinieron a la mente las coloraciones que hizo Nicolás García Uriburu en el Riachuelo, el canal de Venecia o el Rhin con Joseph Beuys, llamando a poner la atención sobre la degradación del medio ambiente. Pero la coloración del Río de La Plata no era por el sodio fluorescente que García Uriburu arrojaba al agua, ni por una intervención artística que formara parte de la agenda del festival, sino una floración del mismo río. El estuario del Río de La Plata, acá donde se mezclan el agua dulce y el agua salada, me renueva el asombro. ¿De qué se trata esta práctica cromática? ¿Qué es esta expresión del río? ¿Qué nuevas propuestas haremos ante estas manifestaciones del agua?

La primera edición del Festival Biocultural del Gran La Plata se realizó durante el fin de semana del 11 y 12 de diciembre de 2021. Su sede fue la quinta Verón, ubicada en el humedal costero del Estuario del Río de La Plata. Se llevaron a cabo caminatas, talleres, exhibiciones, radio y diversas presentaciones. Fue impulsado por Casa Río Lab. IG: @casa.rio

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