Hace varias noches que me cuesta dormir. Me enganché con Nuestra parte de noche, un novelón re oscuro de Mariana Enríquez, y ando soñando cosas raras. Se lo comenté a Mari y me dijo que ella estaba igual, pero porque no podía parar de pensar en las pinturas de Amanda Tejo Viviani. Hace unos días sacó turno, fue a la muestra en NN y quedó prendida de ese mundo febril hecho de noche, perros, velas, ojos, espejos y rojo sangre. Me pareció que tenía que exorcizar algunos demonios así que le propuse que se pusiera a escribir. Con un aullido me respondió que sí y en una madrugada me llegó este texto y unas fotos.