el pelaje de mi cuerpo

Ana Clara D Amico

El #8M recorre el mundo y ahí vamos. Siguiendo la estela del paro más grande del mundo decidimos contactarnos con amigues viajeres, residentes y habitantes en distintas latitudes para hacer públicas sus experiencias. Ana Clara viajó el mismo 8M a Montevideo y se sumó, dando saltos, a la marcha que venía al son del candombe.

El 8M no fui al trabajo, paré.

El 8M viajé a Montevideo para asistir a una inauguración de arte. Llegué por la tarde y demoré algunas horas resolviendo cosas del viaje, por lo que arranqué hacia la marcha una hora más tarde de lo convocado.

Comencé a caminar por una callecita angosta y empinada hacia calle 18 de julio, atenta y observadora.

50 metros antes de llegar, empezó a subirme la adrenalina. El pelaje de todo mi cuerpo se erizó: eran las mujeres cantando… Me provocaron a llegar al trote y dando saltos esa media cuadra restante hacia donde estaba la manada.

Desemboco en una marea. Comienzan las miradas cómplices. Comunicación visual y táctil. Me sumerjo.

La suerte quiso que aquella callecita me escupiera en el momento en que las mujeres tamboreras pasaban encolumnadas. Así fue que marché al son del candombe, moviendo mucho todo el cuerpo y disfrutando encontrar en varias de las caras desconocidas, posibles dobles de mis amigas argentinas.

Vi varios varones: algunos dando órdenes –como de costumbre–, otros más expectantes y solo uno muy desubicado y violento. Me preguntaba qué criterio tenían en Uruguay respecto de la participación de los hombres cis en la marcha. Si sería igual que en Argentina. O si solo eran tan usurpadores como los de acá.

Por momentos, las mujeres retomaban una canción que decía:

“¡No!…
¡NO matan!…
¡No matan más!…
¡No!…
¡NO matan!…
¡No matan más!…
¡No!… “

Un deseo tan general, y tan amplio, que se vuelve abstracto. Pensaba en toda la cadena de microaspectos que hacen al estado actual de este patriarcado. Sentía que era muy poco solo asegurar el deseo. Sin embargo, era suficiente, en ese momento, para hacer(nos) saber que estamos juntas y que no queremos ser más esta humanidad.

No llegué a ver quiénes iban adelante ni atrás de la cuerda de mujeres candomberas, no vi banderas. Vi mucha ropa violeta y muchas chicas lindas.

El 8M volví sola, caminando tranquila, orgullosa de ser tan torta y bailarina.

***

Ese mismo día, 8M de 2018, ocurrió en Salto, Uruguay, el quinto femicidio en lo que va del año; un hombre asesinó a su expareja y a uno de los policías que la custodiaba. El hecho ocurrió antes del paro y la marcha.

Las imágenes del texto pertenecen a la autora

Gracias a Poderosas 2018 (M.A.F.I.A.) por prestarnos la foto de cabecera. Mirá toda la cobertura en https://poderosas2018.tumblr.com/



                            
                    

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