No se vende nada y nadie está dispuesto a comprar.
Lo que se exhibe en los locales del Pasaje 8 bis es un ciclo de performance. Algunes dudan si la chica con el vestido de 15 durante la sesión de fotos es parte, el público adiestrado se entremezcla con les transeúntes, un grupo de niñes queda perplejo ante una performera que come una sandía. Las inversiones no llegan pero aún así un niño a mano alzada grita: ¡Vamos ganando!
El recorrido comienza dentro del Teatro Argentino en la Galería TACEC, donde un grupo de personas parece haber tomado los medios de producción para disponerse a erectar una columna con basura. Miden, cortan y prueban estos elementos que parecían estar obsoletos pero que ahora son piezas fundamentales de una no tan sólida pero prolija columna. Mientras llevan este procedimiento a cabo, la coordinadora nos invita a bajar al patio de la TAE. Ahí yace en el suelo una mujer de vestido rojo y tacos, presume el peso de un cuerpo inerte y guarda en la postura los valores de la física, parece haber caído desde alto. Mientras tanto otra chica vestida exactamente igual, del otro lado de la vidriera, baila como si pensara en arrojarse.
Otras dos personas salen de adentro con un perchero cargado de ropa, caminan y suben las escaleras. Ahora sí, nos dirigimos al Pasaje 8 bis. Las decenas de espectadorxs seguimos por la calle a les performers hasta llegar al local.
Se improvisa una vidriera y un grupo sale del local para figurar con aerosol en los vidrios frases típicas de la incitación al consumo. La «liquidación», debido al extrañamiento del suceso, ya no me remonta a la venta completa de un stock sino más bien a la crueldad absoluta de un crimen.
–Síganme– dice la cumpleañera.
Irrumpe una peculiar quinceañera rapada y con la barba crecida. La seguimos hasta la segunda planta, subimos por la escalera eléctrica, somos muches y debemos improvisar una fila. Una vez en la parte superior, la quinceañera entra a un local decorado de salón de fiestas, en una pequeña mesa hay algunas copas plásticas y una sidra. Micrófono en mano y movimientos eléctricos a la hora de dar un discurso lleno de demandas afectivas; escucharla se hace dificultoso por problemas técnicos. Les espectadorxs decidimos intervenir cantando el feliz cumpleaños.
Desde el comienzo de la gestión de Cambiemos, gobernantes, empresas y gran parte de la población se muestra anestesiada por los medios masivos de comunicación, que usan como elemento distractor la esperanza y la fe. Los conflictos económicos aparecen solucionables gracias a elementos y agentes externos. Están esperando una lluvia de inversiones. Es también el caso de un personaje de traje gris que se sitúa dentro de uno de los locales, su aspecto burocrático contrasta con el entorno. Desde fuera vemos que el suelo está alfombrado de cajas de cigarrillos, en el local también hay un cartel de «se vende». Él fuma, fuma mucho, mientras espera la lluvia. Nervioso y optimista cada unas 5 ó 6 pitadas se para y pega post-it en el vidrio, algunos con 4 números cortados por una coma, otros no. Podemos deducir que las cifras se deben al precio del dólar y otras al del riesgo país: ninguna de las cifras baja, todas en alza. El performer cada tanto da una señal de okey. Pulgar arriba y nos comunica otra vez la suba del dólar, pega el post-it en el vidrio: 30,21. El humo que hay dentro del local es insoportable pero el performer parece no tenerlo en cuenta. Cada vez son más los inocentes papelitos de colores pegados en el vidrio que no advierten las tétricas implicancias de estas cifras.
Una muchacha nos guía. Esta vez de vuelta a la Galería TACEC, donde ya está casi erigida la columna de basura. Después de apuntalar los últimos objetos al esqueleto de madera que los sostienen se abre la puerta y podemos recorrer el espacio. De un lado, los elementos que no fueron utilizados porque no encajaban, del otro la columna que ahora podemos rodear y recorrer. En el medio hay una mesa con herramientas y señales de trabajo.
Damos un breve recorrido y volvemos a bajar al patio de la TAE donde en una vidriera sucede Erotechno, un grupo de jóvenes bailan sacades, algunes toman agua y otres se hacen una selfie. Miran desafiantes al público tras el vidrio, la luz estrobo ilumina la gran cantidad de botellas de agua que hay en el suelo, abren la puerta y nos invitan a bailar, yo no estoy de pasti y pienso que en el local número 913 del Pasaje 8 bis el riesgo país sigue subiendo.