Espiral de cuerpos que sentados esperan el vuelo del pensamiento. Así estábamos, entre cuchicheo, besito y birra, cuando la tertulia colectiva dio comienzo.
Sistemas de organización cósmica, formas de ordenar el mundo, de conocerlo. Así comenzaban a presentarse las ideas sobre astrología, acordes a la temática propuesta en la sexta edición de la boba.
Una espiral de cuerpos sentados esperan el vuelo del pensamiento. Así estábamos, entre cuchicheo, besito y birra, cuando dio comienzo la tertulia colectiva y empezaron a presentarse las ideas sobre astrología: sistemas de organización cósmica, formas de ordenar el mundo y de conocerlo.
Se dibuja en el aire la primera invitación de la noche –o eso creíamos, porque estábamos en realidad rodeados de micropropuestas–: adentrarnos en discusiones para comprender la realidad destrozando a priori las categorizaciones dicotómicas y absolutistas de ciencia vs. astrología, verdadero (real) vs. falso. Para –siguiendo a lxs comentadorxs– dislocar la aparente transparencia de lo binario como entendimiento homogéneo y sustancial de la realidad y desconfigurar los discursos de domesticación. Asimismo, otras formas de obturación del pensamiento crítico fueron denunciadas: el fatalismo pragmático, la individualización y la despolitización de la angustia, la meritocracia. Todas ellas fueron puestas en cuestión y visibilizadas como expresiones de un determinismo social que fraguan el statu quo.
Continuaron las invitaciones de la noche y pensar en las formas de politización de la astrología fue el puntapié para el debate. La circulación de la palabra y la búsqueda de lenguas varias para gestar conocimiento se tiñó de propuesta decolonial para repensar praxis y teoría. Así empezaron a surgir nuevos espacios para el pensamiento creativo, disponible a ser descubierto y bien recibido.
Cielo y Tierra
Entender la carta astral como un mapa que presenta información para ser interpretada nos dispone a reordenar las comprensiones múltiples de lo real en relación a nuestra corporalidad. Es oportuno buscar en ese movimiento la posibilidad de desplegar procesos de singularización subjetiva, opuestos a la serialización impuesta por el capitalismo global.
En este sentido tanto las cartas astrales como las cartografías sociales y los mapas políticos son códigos de localización con datos sensibles, seleccionados y ordenados para gestar vínculos entre puntos y crear planos de información. Es plausible entonces establecer una suerte de superposición de capas con estos mapas para generar conocimiento en torno a lo real.
En concomitancia con estas ideas podemos pensar al atlas –combinatoria de mapas– como una estrategia para producir sentido desde lo múltiple, proponiendo formas que se desarrollen más desde la combinatoria sensible de sentidos propios que desde lo direccionado. Aludo al atlas como forma de conocimiento visual, como una constelación de significantes donde la secreta vinculación de sus partes se genera como territorio propicio para la creación.
El famoso historiador del arte Aby Warburg expone esta propuesta en la imagen inaugural de su Atlas de Mnemosyne, donde plasma diseños del cielo y de la tierra que proporcionan coordenadas de ubicación. Composiciones desarrolladas sobre la base de sistemas de relaciones, reconociendo constelaciones, dibujando mapas y tablas genealógicas.
Superponiendo capas
Superponer los mapas que trazamos a partir de nuestras lecturas de la realidad es también configurar las herramientas para la creación y transformación de los territorios y los cuerpos. Puede ser una estrategia política.
En composé con la temática de boba #06 podríamos elaborar capas cartográficas en relación al concepto de energía que crea la praxis del actual gobierno. Es decir, establecer una lectura rizomática, plurisignificante y relacional de ese concepto. Por solo nombrar un posible nodo de esa cartografía podemos tomar la idea de salud en la que el macrismo cimenta su proyecto político. Su posicionamiento puede verse en la reducida inversión que hace en salud pública o inclusive al descender de categoría de Ministerio a Secretaría al área de Salud de la Nación para incluirla dentro del Ministerio de Desarrollo Social y Salud. Debiéramos superponer a esta capa otra con los datos que muestran las conexiones de este proyecto neoliberal con significaciones individualizantes del cuerpo como autosuficiente, separado de la naturaleza y, en ese sentido, posicionado como consumidor, competidor, explotador y depredador.
Descifrar los discursos políticos que gestan los mapas de las significaciones culturales es una loable tarea en el horizonte del campo artístico. Siguiendo con la temática, también podemos vincular el concepto de salud a una producción cartográfica en relación a un proyecto político emancipatorio, tendiendo puentes con herramientas disponibles en ciertas lecturas astrológicas. De esta forma continuar gestando nodos y cuerpos a partir de percibir: ¿Qué mapas se producen en relación a nuestros deseos como potencia productiva de la vida? ¿Qué capas tienen los mapas de mi propia corporalidad? ¿Qué afectos piden pasajes? ¿Cuáles son las tensiones en las cartografías sociales de los territorios que habitamos?
Punto final o constelación
Cuando los aplausos dieron cierre al momento común de diálogo circular, los cuerpos dispersos por el Laberinto de la casa continuaron recibiendo convites: vinos, mesas de adivinación, runas, tarot, lecturas astrales y oraculares. Prácticas nutridas del calor del encuentro y el compartir. Así nació de nuevo otra boba, brillando como una estrella encendida.