La Previa
Hace más de 15 días que estoy en la ciudad de París e incluso desde antes de venir, me dediqué a indagar, a buscar colectivas, agrupaciones, a saber cómo se preparaban en Francia las mujeres para el Paro Internacional, la Grève des femmes. Las respuestas llegaron lentamente, y la información escaseaba. Por un momento sentí que no habría calles, que no habría luchas aunadas ni huelgas fuera de las redes sociales. Encontré una página 8 mars que en alguna forma sintetiza los sentidos mayoritarios sobre este día en Francia: Le 8 mars, faites grève pour un monde qui respecte le travail des femmes: pour refuser le travail bénévole et pour réclamer l’égalité des salaires. [Haz paro el 8 de marzo, por un mundo que respete el trabajo de las mujeres: para rechazar el trabajo voluntario y para reclamar la igualdad de salarios]. La página proponía colgar carteles en la oficina, responder una encuesta sobre acoso sexual en el trabajo, entre otras formas –bastante flojas diría– de parar. Otros sitios web ofrecían una nutrida agenda cultural para el 8, cine, teatro, exposiciones, música, humor. También encontré avisos de lavado gratuito de autos para las mujeres en su día.
Acá, en la tierra de Olimpia, de Simone, de Virginie… la manifestación, la huelga en la calle, el encuentro en los espacios públicos, se escondía en grupos cerrados, se obturaba en los discursos de igualdad salarial. Un día, a menos de una semana del 8, empecé a dejar posteos en diferentes grupos: bon jour, je suis de l’Argentine mais je vais être le 8 mars à Paris. Il voulait savoir s’il y aura une manifestation pour pouvoir m’unir. Merci beaucoup! [Buenos días, soy de Argentina pero estaré el 8 de marzo en París. Quisiera saber si habrá una manifestación para poder unirme. ¡Muchas gracias!]. ¡A qué punto tuve que llegar! ¡a preguntar si habría o no una manifestación!. Y voilá. Finalmente llegó la respuesta, y por suerte, con buenas noticias. La grève tenía horario y lugar. No sólo eso, también habría un “cortejo latinoamericano”.
Aparte, del otro lado del charco, hace cuatro días se gesta en La Plata una colectiva de escritoras y editoras que armó un hermoso revuelo feminista en las redes sociales y se prepara para hacerlo también en la calle. Las vecinas del barrio se organizan para compartir auto rumbo a la plaza moreno. Las mujeres en la universidad comparten manifiestos, pegan carteles en sus lugares de trabajo. Se discute, que si los hombres van o no van, qué hacen en sus trabajos, qué hacen con les hijes. Se discuten nuestros papeles asignados socialmente de forma fuerte y clara: en la casa, en el trabajo, en la calle. La vibración del #8M argentino me llega intensamente.
Jueves 8 de marzo de 2018
París amanece con lluvia. El frío polar siberiano aflojó la última semana pero se cambió por lluvias cotidianas. Es 8 al fin, y no puedo dejar de escribir y repostear videos, imágenes, palabras. Las mujeres, sus luchas, invaden mensajes, chats y redes sociales. Se siente la vibración. Tomo unos mates y preparo un almuerzo polenta, para salir al frío y a la calle sin que importe nada. A las 15:30 me encuentro con un amigo y su hija, de La Plata. Primera alegría de la tarde. Vamos a la Plaza de la República donde la gente se acumula tímidamente. Un circo con animales en exposición empieza a guardar sus carpas y en la plaza entran camiones y autos con altoparlantes. Hacemos un recorrido por los diferentes gazebos y los grupos… cada quien con sus banderas, con sus consignas. Pheministes, Union syndicale Solidaires, cgt.fr, Osez le féminisme, association Femmes égalité, afrin (las kurdas), las paquistaníes… En poco menos de una hora, me hice una buena colección de stickers, pines y panfletos.
En simultáneo, el primer ministro anuncia medidas para “mejorar la igualdad y reducir la desigualdad salarial”, a las cuales las organizaciones feministas responden gritando fuerte “parole, parole, parole”: solo palabras sin acciones concretas. A falta de un reclamo unívoco visible, en la plaza convergen luchas feministas múltiples, notablemente atravesadas por los problemas migratorios, racistas, nacionalistas. La interseccionalidad, sino pensada, presente. Una ronda de mujeres kurdas danzan alrededor de dos mujeres que tocan el tambor. Allí estaban también, salvando la tarde, las latinoamericanas. Sólo ver los pañuelos verdes al cuello o los carteles #Ni una menos el corazón empezó a galopar. Alerta Feminista y las Guarichas Cósmikas son dos de las organizaciones presentes en este cortejo, con el cual marchamos al grito de
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ alerta alerta alerta que caminan
mujeres feministas por las calles parisinas!!!!!!!!!!!!!
Los tambores de las guarichas adelante, las latinas moviéndose al ritmo detrás. Las calles empezaron a llenarse con una columna colorida y festiva, encabezada por las organizaciones sindicales. Llego ahora el momento de los “peros”. Vi hombres repartiendo volantes e incluso gritando consignas por el megáfono: en Argentina esto no hubiera sido posible jamás, no porque algunos hombres no apoyan la lucha, sino porque se les pidió respeto, porque el espacio de la calle y de la palabra es hoy para las mujeres. Aparte, las consignas diversas de cada grupo particular, todas válidas, no lograban convergencias: la liberación de Ahed Tamimi, la igualdad salarial, el fin de la violencia machista. ¿Y las lesbianas, travestis, trans? Sin conocer en profundidad el movimiento feminista francés, me quedo con el gusto a poco. La cantidad de gente en la marcha dejaba mucho que desear, leyendo algunos periódicos hoy tiran la cifra de 1500 personas. Frente a los millones en otros países, insisto, sabe a poco.
El cortejo latino, vuelvo a eso, tenía algo diferente. Caras pintadas de colores, purpurina, tambores, baile. Estar con ellas, en la lluvia, con sus colores entre la marea oscura de abrigos largos, gorros y paraguas, era como estar en casa. Las sonrisas cómplices, los gritos de gargantas abiertas, la fiesta feminista como corresponde a este día de lucha, de encuentro sororo.
Escribo y me emociono, siento en el pecho las ganas de abrazar a cada mujer de mi vida, agradecerles. A mi hija, a mi madre, a mis hermanas, a mis compañeras escritoras y editoras, a mis vecinas. Todas están hoy acá conmigo, gritándole al frío, al patriarcado, al capitalismo. Escribo con un nudo en la garganta, pero con las manos bien abiertas y libres. Lo personal es, será y fue, siempre político.
Las mujeres estamos moviendo el mundo con nuestra revolución.
Gracias a Poderosas 2018 (M.A.F.I.A.) por prestarnos la foto de portada. Mirá toda la cobertura en https://poderosas2018.tumblr.com. El resto de las imágenes son de la autora.