descentrar y re-centrar prácticas artísticas

Roxana Jorajuria

Desde Mendoza llega una segunda mirada sobre la feria Mercado de Arte que sucedió en el cabildo y la plaza principal de la ciudad de Córdoba del 18 y el 21 de agosto.

La cuarta edición de Mercado de arte buscó poner en contacto a la sociedad cordobesa con las producciones artísticas de otras provincias y Capital Federal. Participó una gran diversidad de galerías consolidadas y emergentes con la intención de fomentar la adquisición de obras y formar nuevos coleccionistas. A la vez, se exhibieron proyectos editoriales independientes de diferentes lugares del país (fanzines, revistas y libros que generalmente no tienen circulación por las vías de las librerías comerciales). A esto se le sumaron charlas y presentaciones de proyectos.

Destaco la excelente organización del evento. Hubo gran interacción e integración entre las diferentes regiones geográficas y sus propuestas artísticas. Como aspecto a fortalecer, creo que la afluencia del público fue reducida –aun cuando la entrada era gratuita y se ofrecían visitas guiadas–, hecho que repercutió finalmente en una magra venta de obras. Ante esto, me pregunto: ¿de qué modo tracciona el mercado de arte cordobés hacia adentro y hacia afuera de sus límites geográficos?

Mis reflexiones provisorias se desprenden de la experiencia como agente cultural del medio artístico mendocino. En él he observado que el público del arte contemporáneo se construye lentamente, evento tras evento. Entonces, las acciones que contribuyen a la formación del gusto social son las que se relacionan con emprendimientos que lentamente adquieren visibilidad en el medio y despiertan cada vez mayor interés. Me parece que, hacia adentro de los límites geográficos provinciales, el Estado –en tanto promotor de este emprendimiento– trabaja con plena conciencia de que al público se lo forma y el éxito de este proyecto en materia de recepción debe medirse en el interés manifestado por la sociedad edición tras edición.

Las apuestas del mercado

Más allá del interés por detentar un espacio relevante dentro del escenario artístico contemporáneo nacional –de la envergadura de arteBA–, este mercado de arte busca descentrarse de Capital Federal para re-centrar una apuesta federal de integración e intercambio en Córdoba.

La apuesta federal de la feria –que buscó avanzar sobre la visión centralista que refuerza las asimetrías– se refleja también en el guión curatorial. El curador plantea “realizar acuerdos transnacionales, donde desdibujemos las líneas cartográficas y desarrollemos sistemas de conexión simbólica, fuera de la lógica de los recorridos de traslado como está marcada por el tráfico terrestre o aéreo” y luego señala cómo desplazarse en avión de una provincia a otra se hace con trasbordo obligado en Buenos Aires. Asimetría que no solo abarca el desplazamiento de las personas sino que se refleja también “en el diálogo uno-uno y en el intercambio de las experiencias”.

Estas posiciones se materializaron en cada Zona, charla, presentación y visita guiada brindada por la Universidad Nacional de Córdoba. Esto transformó al mercado de arte cordobés en una iniciativa singular, claramente diferenciada de arteBA (feria organizada en Buenos Aires con una impronta centralista), que puso el acento en la promoción del arte contemporáneo, en la profesionalización de la escena artística cordobesa y en el aspecto integrador de carácter federal con una entrada libre y gratuita. Esta pluralidad fue la nota distintiva representada en este mega emprendimiento. Pluralidad de propuestas artísticas, de editoriales, de provincias participantes, de países limítrofes. Lo que convirtió a este mercado en el acontecimiento más importante del interior del país, materializando una distintiva iniciativa federalista.

La otra apuesta se relaciona con la enorme cantidad de lugar dispuesto para los espacios e iniciativas independientes. Terminaron por copar gran parte del cabildo histórico convirtiéndose en la zona más grande y diversa del evento –que se completaba con una carpa dispuesta en la plaza San Martín que albergaba galerías consolidadas de Córdoba y Capital Federal–.

Los que participamos de la feria nos quedamos con la grata sorpresa de encontrarnos frente a la organización de un mega evento destinado principalmente a la venta de obras y al intercambio artístico. Un evento a la altura de aquellos que son habituales en la Capital Federal. Además de la sorpresa, la alegría de saber que este tipo de emprendimientos –de carácter oficial– son posibles en las provincias. Surge también la expectativa ya que mercado de arte se constituye en una potente iniciativa que tracciona en la dirección de generar un mayor descentramiento de las actividades artísticas que hasta el momento aparecían representadas en esta dimensión solo en arteBA.

De mi parte, aplaudo enérgicamente esta iniciativa y le deseo larga vida.

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