Carpani trabajador. Entre el taller y la calle propone una lectura de Ricardo Carpani como un trabajador del arte. Las curadoras, Silvia Dolinko e Isabel Plante, trabajaron con piezas que forman parte del archivo de Doris Halpin (viuda de Carpani), las cuales nos presentan al autor como un “productor de imágenes”. Un autorretrato del artista, junto a su foto en el taller con la camisa arremangada, nos preparan para este camino de obreros y revolucionarios.
Entramos en el taller en donde antes se nos mostró al artista arremangado. Como si viéramos un Carpani hacia adentro, tenemos dos trabajos que nos permiten leerlo en diálogo con otros artistas contemporáneos. En La civilización occidental y cristiana, se sirve de los símbolos y reinterpreta con la línea que lo caracteriza la obra del mismo nombre, realizada por León Ferrari. En un juego de similares características, dibuja la figura de un tanguero pero al modo de Oski. La aguda observación de Carpani, y la semejanza expresiva de la que se apropia para homenajear al dibujante humorístico, nos confunden y conducen a dudas respecto de la autoría de este dibujo. Sin embargo, este juego de citas a sus contemporáneos, va más allá. Es ésta una de las pocas oportunidades en el arte argentino, en que un artista reconoce en homenaje a sus pares -colegas artistas, contemporáneos y cercanos en el tiempo y el espacio. En momentos de gran debate sobre las características de “lo artístico”, Carpani fue explícito en su posicionamiento, no sólo desde su producción literaria, sino como aquí vemos, explicitando quiénes eran a su criterio dignos de homenaje. Es interesante cómo la disposición de estos dibujos se presenta como ilustración de las redes sociales vigentes en aquel momento.
Siguiendo el recorrido propuesto, por lo que identificamos como el interior del taller del artista, encontramos pequeños dibujos y bocetos, comentados con indicaciones sobre la composición o los colores que el artista preveía para sus murales. Entre ellos, dos dibujos eróticos, registran un repertorio menos conocido del pintor.
En el centro de la sala encontramos la pintura del Cordobazo, junto a la cual Carpani fue fotografiado con motivo de una entrevista en 1971. La foto ha sido reproducida desde entonces un sinnúmero de veces. Lo curioso –destaca Isabel Plante- es que la obra fue intervenida con un grafitti signo de “Perón vuelve”, posiblemente antes de realizarse la entrevista, motivo por el cual Carpani se habría sentado justo enfrente del grafitti al momento de tomarse la foto, como tapándolo. Esta intervención, que podría haber sido leída como un acto de vandalismo hacia la obra, posiblemente sorprendió positivamente al pintor peronista, que prefirió conservarla de ese modo en vez de repintarla. Cuando la gente preguntaba ¿quién lo hizo? Carpani respondía “algún peronista”, comentan los integrantes del equipo de investigación de la UNSAM que colaboró en la exposición.
En este sentido, la exposición abunda en afiches de apoyo a la lucha revolucionaria, a las proclamas del peronismo, por los que Carpani es ampliamente conocido. Sus obreros robustos, los puños en alto y algunos retratos de personalidades, como Eva Duarte de Perón, John William Cooke, Felipe Vallese y el Che Guevara, dan cuenta de su compromiso con la patria socialista.
Algunos de los afiches de muestras temporarias en las que participó, en galerías y sindicatos, junto con cuadros de caballete, dan testimonio del reconocimiento artístico que complementó la militancia de Carpani, en la CGT y más tarde en la CGT de los Argentinos.
Cubren a lo alto y a lo ancho del muro que flanquea el ingreso a la exposición, las reproducciones de ¡¡Basta!!, primer afiche que hizo Ricardo Carpani, en los primeros años de la década de 1960, para la Confederación General del Trabajo de la República Argentina. La repetición de afiches inunda el espacio; el montaje de uno al lado del otro, encima de otro, debajo de otro, nos dan la sensación de transitar la calle de aquellos años, superpoblada de ¡¡Basta!!. Ese era el espacio compositivo en que se inspiraba Carpani. Silvia Dolinko nos convoca a la reflexión sobre la materialidad de sus múltiples, las posibilidades de las distintas formas de reproducción gráfica que Carpani conocía y contempló en el proceso de producción. Hay aguafuertes, offset y serigrafía.
Carpani trabajador. Entre el taller y la calle nos presta la ocasión de ser testigos de la intimidad del taller. Como quien husmea entre sus papeles, encontramos bocetos, que a prueba y error dan cuenta del titubeo, de reelaborar, corregir. Es otro, distinto del artista que dio rostro al movimiento obrero, con cuerpos macizos, cuellos robustos y puños fuertes que pueblan el panteón de imágenes del arte político argentino. Es el hombre que está antes. El que se nos presenta en esta muestra. Sus pasiones, la lucha revolucionaria, que enaltece la figura de Eva entre fusiles.