prácticas culturales, comunidad, territorio y medioambiente

LaFundicio

En el marco del exposición de la Oficina Itinerante del colectivo Ala Plástica en Barcelona, inaugurada el 17 de diciembre de 2015 en LaFundició, boba entrevistó a los integrantes del espacio.

bb: Si bien sabemos que Ala Plástica es un colectivo que circula internacionalmente nos preguntábamos ¿cómo llegaron a ellos y por qué consideran importante su trabajo?

LF: Ala Plástica es una organización artístico-ambiental que desarrolla su actividad principalmente en el área del Estuario del Río de la Plata y el Delta del Paraná. Desde 1991 impulsa iniciativas artísticas colaborativas a escala bioregional. Sus miembros y colaboradores provienen de saberes diversos, cambiando la conformación del colectivo según los proyectos. Éstos reúnen una trama compleja de intervenciones que articulan al mismo tiempo ecología, sostenibilidad, trabajos en red, producción de conocimiento, recuperación de economías locales y entramados sociales. Dos personas coordinan las operaciones: Silvina Babich y Alejandro Meitin. Si bien los participantes varían, en estos momentos hacen parte del colectivo alrededor de 40 personas.

Coincidimos con Ala Plástica durante el seminario internacional Negociaciones culturales. Articulaciones de las pedagogías colectivas y las políticas espaciales organizado por Transductores en el Centro José Guerrero (Granada, España) en 2009; pero no fue hasta unos años más tarde que pudimos conocer de primera mano y con mayor profundidad su experiencia durante nuestra visita a La Plata en 2012. LaFundició se había formado unos años antes, en 2006, y muy pronto Ala Plástica se convirtió para nosotras en un referente de un modo de entender los vínculos y la articulación de las prácticas artísticas, culturales y pedagógicas con la sociedad y el territorio.

bb: LaFundició se creo en 2006, nos podrían contar un poco más del proyecto y sus trabajos…

LF: El espacio físico de LaFundició se encuentra en los bajos de uno de los bloques de pisos que conforman el polígono de viviendas de Bellvitge, en la ciudad de L’Hospitalet, situada en el área metropolitana de Barcelona. Originalmente el espacio era una vivienda —idéntica a las de las trece plantas restantes del edificio— que en los años 70 fue declarada inhabitable debido a las repetidas inundaciones producidas por el desbordamiento del río Llobregat. Bellvitge fue construido a finales de los 60 en el delta de este río, cuyo parque agrícola es aún hoy uno de los más extensos y fértiles de Catalunya a pesar de la presión inmobiliaria sufrida en los últimos 50 años y el desarrollo de megainfraestructuras logísticas construidas en torno a la ciudad de Barcelona. Desde 2013 LaFundició viene desarrollando en este contexto procesos artísticos colaborativos orientados a la construcción colectiva de saberes, representaciones y narrativas. Así pues, el espacio físico de LaFundició no es una sala de exposiciones al uso, sino un espacio social en el que pretendemos recuperar el papel de la cultura en la construcción de imaginarios y formas de organización colectiva, vinculados a un contexto social y entrelazados con el territorio.

Desde 2009 el Ayuntamiento de L’Hospitalet viene tanteando la posibilidad de desarrollar un nuevo Plan Director Urbanístico (PDU) para el tramo de la Gran Via —una de las arterias que conectan Barcelona con la comarca del Bajo Llobregat— próximo a Bellvitge. El plan afecta a la última zona agrícola de L’Hospitalet, integrada en el parque agrícola del río Llobregat y adyacente al barrio de Bellvitge, conocida como Cal Trabal. La zona constituye además un lugar de especial interés ecológico, ya que es un punto estratégico en la ruta de las aves por el Mediterráneo occidental. Vecinos y vecinas, organizaciones sociales y ecologistas, y algunos partidos políticos, se oponen al PDU, que en 2015 vuelve a tomar fuerza en los planes del Ayuntamiento.

bb: El trabajo que hacen tiene una fuerte relación con el contexto local cercano ¿qué los motivó a compartir un trabajo relalizado en latinoamerica en L’Hospitalet?

LF: En este contexto nos parecía muy pertinente compartir con nuestros vecinos y vecinas el proyecto Oficina Itinerante desarrollado por Ala Plástica en colaboración con diversas organizaciones sociales y ecologistas y con los pobladores de las islas del delta del Paraná, en respuesta a los planes de la constructora Colony Park S.A. para construir en las islas un megaemprendimiento de urbanización cerrada destinado a sectores de alto poder adquisitivo. En ambos contextos, a pesar de las evidentes diferencias, nos encontramos ante amenazas al medioambiente y a formas de vida sostenibles en el territorio causadas por el interés crematístico de grandes corporaciones.

bb: Nos pueden contar un poco más del proyecto de la oficina itinerante de Ala Plástica y cómo lo presentan en LaFundició

LF: En la zona de islas en la 1ª Sección del Bajo Delta Argentino, partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires, estaban radicadas varias familias dedicadas a actividades extractivas, como la recolección de junco y formio, la pesca y caza; y productivas, como forestación de sauce y álamo y cultivo de mimbre, en pequeñas porciones de sus predios, a tan solo mil metros de los barrios náuticos más exclusivos de la zona Norte del conurbano bonaerense. A diferencia del régimen usual de propiedad de la tierra, los pobladores no poseían los títulos de las tierras en que han vivido y trabajado durante años.

A mediados de 2008, Colony Park S.A. inicia sus obras de infraestructura en las islas —en un predio de alrededor de 300 hectáreas—, con el fin de acondicionar las tierras para el posterior emplazamiento del megaemprendimiento inmobiliario. Se trataba de un proyecto presentado por la empresa como «el primer desarrollo de vivienda permanente en una verdadera isla del Delta Argentino». Las obras consistieron en la elevación de las tierras, el desvío, dragado y ensanchamiento del curso original de arroyos, produciendo modificaciones en los ecosistemas de humedal con sus consecuentes impactos a la biodiversidad y la expulsión de las familias isleñas, asentadas allí desde varias décadas atrás, invadiendo sus predios y derribando sus viviendas y demás instalaciones y trastocando, además del paisaje, la disponibilidad de los recursos en que basaban su economía familiar.

Ninguna de las personas despojadas de sus hogares contaba entonces con título de propiedad, sin embargo, eran poseedores para la ley argentina porque llevaron a cabo la posesión por más de 20 años del lugar en forma pública, pacífica e ininterrumpida. No así Colony Park, que pagó 25.000 dólares por 360 hectáreas de la isla a la compañía Better S.A., en septiembre de 1999. Rápidamente los valores de cada lote del barrio privado, de media hectárea, era ofrecido por la empresa a 200.000 dólares.

En el transcurso de estos acontecimientos, las familias, denunciaron penalmente ante la justicia la usurpación de tierras fiscales y aguas, daño ambiental colectivo y crimen de lesa humanidad y logran permanecer en una pequeña porción de sus predios originales. Sin embargo, al considerar que estas acciones no eran suficientes, y que continuar con sus trabajos isleños es lo que les posibilitaría permanecer en las islas, llevaron adelante un proceso de conformación de una cooperativa de junqueros a la que denominaron Isla Esperanza e instalaron un taller para la fabricación de artículos con juncos y otros materiales (cortinas, cestería, etc.). Resistiendo con una forma de trabajo propia del lugar.

El 29 de agosto de 2009 la justicia dictó una medida cautelar en la que ordenaba paralizar las obras hasta tanto el proyecto no contara con el certificado de aptitud ambiental que debería expedir otorgando la misma o denegándola el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la Provincia de Buenos Aires (OPDS). Ese fallo fue ratificado por la Justicia dos meses después. Sin embargo, las obras continuaron y los problemas, también.

Hacia 2010 la Oficina Itinerante se instala en esa coyuntura y desarrolla junto a otros productores de cultura y cultivo distintas estrategias de activación, organizando encuentros de planificación territorial desde la base, celebrando eventos culturales, asambleas, campañas mediáticas y asesoramiento para tratar de encontrar la mejor forma de abordar el conflicto. Implementandose como una plataforma de comunicación móvil compuesta por materiales originales con atención fundamental en la interdisciplinariedad, el arte y el medio ambiente. Fotografías, imágenes satelitales, cartografías, textos, vídeos, audios, reflejan un rango de aspectos surgidos de la forma de ocupación del territorio y sus consecuencias sobre el área. La Oficina Itinerante además cuenta con un equipo de radio F.M. que se ubica de manera temporal en frecuencias libres de las comunidades ubicadas en el Delta. Este es un medio de información, rendición de cuentas, articulación entre localidades y espacio para la emergencia de nuevas prácticas simbólicas, ambientales y organizativas.

Un equipo variable conformado por personas provenientes de áreas diversas como arte, antropología, producción rural, biología, botánica, etc., acompañan los desplazamientos. Con estos elementos y a partir de un proceso dialógico, la Oficina Itinerante cataliza un proceso participativo desde las comunidades, produciendo eventos, discusiones, reflexiones, que movilizan al poblador del Delta a explorar en su experiencia, conflictos y utopías sobre su propio territorio. La documentación de este proceso y sus elementos emergentes retroalimentan el dispositivo.

bb: entonces lo que les interesa este trabajo con los propietarios legítimos es la relación que se entabla con la comunidad y luego con la justicia para frenar el avance de los intereses privados a los que poco les interesa el ambiente y las personas que lo habitan…

LF: Sí, se trata, en definitiva, de un dispositivo que propicia la construcción colectiva de un conocimiento y un imaginario sobre el territorio, los conflictos que lo atraviesan y sus posibles futuros. Herramientas que, desde LaFundició también hemos activado durante procesos de trabajo que abordaban diversas cuestiones en otros contextos. En última instancia compartimos con Ala Plástica el interés por entrelazar la cultura con la esfera de la reproducción social, situarla en el mundo de la vida, y no tanto en el campo de la producción mercantilista del arte.

bb: ¿Consideran que la experiencia de Ala Plástica puede ser una herramienta para trabajar el problema en el que se encuentra la zona agrícola de L’Hospitalet con el proyecto de la Gran Via?

Finalmente el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible convocó a una audiencia pública para debatir el tema de Colony Park y decidir sobre la situación. Isleños, destacados científicos, organizaciones sociales y funcionarios manifestaron en forma unánime su rechazo y repudio al megaemprendimiento. El Organismo denegó la Declaración de Impacto Ambiental solicitada por la firma Colony Park S.A. e intimó a la firma a presentar un plan de acciones a ejecutar tendientes a la recomposición del ambiente y los recursos naturales del predio afectado al emprendimiento, el cual se encuentra actualmente clausurado.

La Oficina Itinerante puede ser un ejemplo útil para construir conocimiento y articular el debate en torno a los planes urbanísticos que afectan al Delta del Llobregat y su parque agrario, así como ofrece a los vecinos y vecinas de L’Hospitalet herramientas de organización, resistencia y creación colectivas.

Ala Plástica La Plata, Argentina. Ala Plástica es una organización no gubernamental artístico-ambiental de La Plata, Argentina. Desde 1991 desarrolla su actividad principalmente en el área de la desembocadura del Estuario del Río de la Plata y el Delta del Paraná. Desde allí trabaja en las relaciones intuitivas, emocionales, imaginativas y sensoriales del arte con el desarrollo social y ambiental. (https://facebook.com/Alaplastica)

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