A través del arte y la educación queremos intervenir en la realidad. Queremos ser actores activos de la historia que construimos, por eso nos interesa romper la barrera entre artista y espectador y permitir la participación. Incentivamos la intervención. Intervenir en donde se supone que estás para mirar. Creemos que la cultura es un ámbito importante porque es donde generalmente se baja el sentido común de la clase dominante, entonces para nosotros es un ámbito de disputa.”
“Al sujeto de arte contemporáneo no lo vamos a disputar quedándonos solamente en el circuito alternativo. Vamos a construir con la gente que ya nació, que está viva, inmersa y permeable a esa bajada del sentido hegemónico.
boba: Ustedes dicen de utilizar el arte y la educación como herramientas de lucha ¿cómo es eso?
HLI: Claro, quizás como medios más que como fines en sí mismos.
HLI: Como herramientas a tener en cuenta. Son las primeras en las que pensamos al momento de querer llegar al sujeto: al estudiante o a alguien que está caminando por la calle. Sabés que vas a llegar a esa persona utilizando el arte como herramienta de crítica. Nos interesa conocer al artista desde otro punto. Tener en cuenta su obra pero también la persona. Por ejemplo, hicimos unas jornadas sobre Cortázar, recorrimos su historia. Su vida tuvo un montón de idas y vueltas. Saber esto nos dió un conocimiento más profundo que la lectura de Rayuela.
HLI: Nos interesa romper con los paradigmas tradicionales del arte: artista iluminado o público que solo mira. ¿Cómo generar algo más participativo y no que quien tenga todo el contenido sea el único que pueda ser artista? Si lo hacés de forma colectiva brindás más herramientas a más personas, lo socializás. Quizás esta sea la idea del movimiento (HLI), socializar las herramientas que tenemos.
HLI: Si bien nos focalizamos en la cuestión de cómo utilizar las herramientas artísticas, también pensamos en cómo quitarle el aura a las cosas. Decimos de llevar al barrio las herramientas y, en realidad, todo se construye a partir de eso. Tampoco es que nosotros llevamos la herramienta y le decimos “el dibujo se hace así”, sino que el producto es la subjetividad, las relaciones humanas que se establecen en ese momento.
HLI: Una vez pintamos un mural en el barrio con los compas del FOL (Frente de organizaciones en lucha, La Brecha). Nos pasó muchas veces de no hacer el mural, terminar suspendiendo porque el artista no llegaba o no venía, pero esta vez decidimos hacer lo que podíamos, ninguno se consideraba muralista ni artista e igual lo hicimos. El mural quedó pintado en el barrio, esto puso super contenta a la gente y no tuvo que haber una persona iluminada para que eso sucediera, para que el arte se vea en el barrio.
HLI: Lo asocio también a que nosotros queremos intervenir en la realidad, en la historia. Queremos ser actores activos de la historia que construimos, por eso en el arte nos interesa romper la barrera entre artista y espectador y permitir la participación. Incentivamos la intervención. Intervenir en donde se supone que estás para mirar.
HLI: Y así el aprendizaje va surgiendo en la práctica misma. Porque es verdad que ayuda tener una persona con conocimientos, pero en la práctica también se aprende.
HLI: El arte es un disparador de todo lo que queremos construir a nivel macro cada vez que intervenimos en el barrio, en un centro cultural, en la ciudad. O sea, el arte como disparador para relacionarse. Incentivar simpre la producción colectiva más que la individual.
HLI: Yo considero que esas son las cosas que se pueden aprender respecto al arte en las actividades que tiene el movimiento. El aprender colectivo, encontrar siempre el otro lado, ya sea al artista o a la obra. Siempre tratar de encontrarle el lado humano y crítico al artista y la obra. Conocer profundamente a los artistas, no como personas que están allá arriba para mirarlas y sacarle fotos, sino bajarlas a la tierra, ponerlas con los pies en el barro, saber qué hicieron y por qué. Por eso reivindicamos a los artistas que reivindicamos. Por eso se reivindica a Cortázar, a Gleyzer, a Dalton.
bb: ¿Y qué sentido tiene esta forma de abordar el arte para ustedes?
HLI: Es algo inherente a lo que hacemos todos los días. Nosotros sabemos que hay injusticias, que hay desigualdad. Pararte desde esa desigualdad hace que tengas que tener plata o renombre para que tu cuadro esté en un lugar y que la gente lo pueda apreciar. Sabemos que un pibe en un barrio no puede llegar al taller de arte al que uno accede y esto es por un tema de clases sociales. Hay que darse cuenta que pasan estas cosas y a partir de eso accionar.
HLI: El movimiento cultural (HLI) tiene también que ver con las formas en que creemos que se desarrolla la dominación. Creemos que la cultura es un ámbito importante porque es donde generalmente se baja el sentido común de la clase dominante, entonces para nosotros es un ámbito de disputa.
HLI: Sí, además, el arte es una manera de observar la realidad pero también de montarla. Por eso la disputa se da cuando hablamos de arte como una elite. Ver qué es lo que se cuenta en un lado y qué es lo que se cuenta en el otro. ¿Qué es lo que podemos contar nosotros a través del arte -desde esta herramienta- que no sea contando del otro lado?
Por ejemplo, en la poesía -no quiero herir susceptibilidades-, vemos dos posibilidades: dejamos libremente que el best-seller se venda en un supermercado y nos parezca lo más natural del mundo o somos críticos y disputamos el sentido a partir de nuestra manera de ver la realidad. Nosotros entendemos que la primera posibilidad es una forma de utilizar la herramienta con un fin específico: mantener la dominación. Pero queremos modificar esto y entendemos que a través del arte es posible disputar los sentidos particulares a los que nos enfrentemos en cada momento.
HLI: Sabemos que existen contenidos hegemónicos que nos son instaurados y una forma de criticarlos es activando y haciendo actividades que pueden aportar a la disputa. Para que la persona participante de la actividad se dé cuenta de que algo se le bajó de tal manera toda la vida, pero que lo puede cambiar. Se puede cambiar y ser distinto! Criticar lo que ya existe para poder generar algo nuevo, en todos los ámbitos de la vida. Uno sabe que va al barrio y hay pibes a los que le decís que escriban y que no lo van a hacer, porque no quieren que alguien de afuera los vea, porque no van a ser apreciados. Tienen razón, pero la idea es que lo hagan y logremos una sociedad de otra manera. Que ese pibe, el día de mañana, pueda escribir en una revista y su condición de pibe de barrio no lo condicione.
bb: Por último ¿consideran que las prácticas que realizan tienen algún tipo de relación con el circuito de arte contemporáneo existente?
HLI: No.
HLI: Ninguna.
HLI: Yo pienso, en relación a la actividad que hicimos sobre Cortázar, que tal vez este tipo de prácticas la toman sectores más hegemónicos. Si hay alguna articulación con el arte contemporáneo me parece que es esa, la de la apropiación.
HLI: Para mí no, pero sí. No tenemos nada que ver, pero tenemos que ver. Tenemos que llegar a tener que ver, digamos. Esta cuestión -que hablamos en HLI- de la profesionalización de la producción y el trabajo, va relacionada a esto. El ideal no sería constituir un super campo alternativo. Lo vamos a construir, sí, pero a su vez el campo hegemónico va a seguir estando. Tenemos que llegar un día a ocupar las estanterías de la librería Yenny. O sea, no tenemos que ver porque no consideramos la cultura desde una visión hegemónica. Pero, si queremos construir una hegemonía de sentido nueva, con un cambio de paradigma, no podemos discutir siempre desde afuera tirando piedras, tenemos que discutirlo ahí.
Si un libro de Pixel (editorial) del Negro Castro llega a estar en la estantería de Yenny, para mí es un triunfo. Al menos es una cuestión a la que hay que apuntar, que no esté solo en AwkaChe (centro cultural y político).
HLI: No para reproducirla pero sí para reemplazarla! Poner producciones de la clase (social).
HLI: En el momento en que estamos se nos hace difícil pensarlo. En realidad imaginamos paralelear ese espacio. Por ejemplo, si son diez pibes que no pueden mostrar sus cortos en el museo de la concha de la lora porque no están al nivel, que los puedan mostrar acá y los vean las personas que ellos quieran. Y que si tenés un cuadro re zarpado y no lo podés mostrar en el MALBA, armes acá. Eso es lo que estamos pensando ahora. Se nos hace difícil pensar ahora si es un espacio de disputa. Lo que apuntamos en el fondo, es que la Yenny no sea la Yenny sino una biblioteca que vaya a formar el pueblo.
HLI: Ahí no cuenta tanto la producción, sino el sujeto. Nosotros al sujeto (de arte contemporáneo) no lo vamos a disputar quedándonos solamente en el circuito alternativo. Alguna vez puede venir, pero va a preferir ir al MALBA. Entonces nosotros tenemos que disputar el lugar donde ese sujeto está dirigiendo la mirada. El mismo ejemplo se da con la televisión. Como con Barricada TV, nosotros construimos televisión porque la gente está ahí -y televisión de calidad!-. Nosotros no vamos a inventar ahora nuevos sujetos. Vamos a construir con la gente que ya nació, que está viva, inmersa y permeable a esa bajada del sentido hegemónico.