“Mirá, como te dije, Edgardo exponía en su oficina, en el gremio, en los centros de estudiantes…”
Así se despacha Julio Bertomeu, quien fue amigo de Edgardo Antonio Vigo y compartió su militancia sindical en la Asociación Judicial Bonaerense (AJB), al reflexionar sobre las dos muestras que en estos días se inauguran en CABA. Una de ellas, Poéticas oblicuas, es una muestra colectiva sobre poesía visual en la Fundación OSDE, en la que la imagen de difusión presenta una estampa de Vigo en la que se puede ver una “K” (color ocre e invertida). La otra, Edgardo Vigo: usina permanente de caos creativo, si bien lleva más de un año de trabajo de investigación, es una de las primeras grandes inauguraciones del MAMBA bajo la gestión de Lopérfido -quien, entre otras cosas, reflota la teoría de los dos demonios al hablar de los desaparecidos-. En esta nota, Julio repone algunas de las distintas facetas de Vigo, así como parte del contexto que rodeaba su producción.